viernes, 16 de octubre de 2009

Llar

Vivíamos en Culindres, en ca los maestros. Yo tenía asma y la casa estaba peláa: ni alfombras, ni curtinas, ni cujines enel sofá, ect. Teníamos tamién casa en Santander. Ésta sí, con tóo puesto: hasta tapetes teníamos, fijavos lo que vos digo.

Al cabu dellos años abaldonamos Culindres y mos juimos a vivir a Santander. La casa siempre se me jizo la d´otru distintu a mí. La ciudá, tamién: qué rápidu la genti siempre, cuánta luz de nochi, cuánto riquirraque. Tuvía nu juí p´avezame.

L´otru día me pasé por la qu´es abora casa de los mis padres a por daque librucos y esta vez sí, sentime en casa, abora que sí que sí nu es la mía. La mi madre diome un abrazu náa más entrar. Y lo entendí.

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