Mí subrina tien dos años recién cumplidos. Y ya espienza a pantasear. Estábamos en Sopeña y li diz mí hermanu, su padre: mira, quín está àhi (un caballu). Ella respuende pusiendo cara de mala: ¡Sirkán!
Y yo me imaginé tigres entrando polas gateras de las puertas.
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