Donde ahora vivo (la caseta del perro; al menos nos llevamos bien) tengo acceso puntual a un ordenador con conexión a internet, pero muy anticuado. Lo están hasta sus programas. Muchos documentos no los reconoce. Manejo otro ordenador, el portátil mío, pero no tiene conexión a internet. En el trabajo (1) tengo un ordenador olvidado, con conexión a internet y lleno de virus. Apenas lo uso. Normalmente empleo mi portátil, que, allí sí, en el trabajo de las mañanas, engancha con el wifi libre del gobierno cántabro. En el trabajo (2) tengo dos ordenadores muy potentes y con las últimas actualizaciones de todos los programas posibles. Demasiados.
El caso es que, con tanto trajín, utilizo como plaza de encuentro documental mi cuenta de correo electrónico. A ella me envío todo y desde allí me descargo todo, hayá donde esté.
Lo malo es que desde unos días a esta parte los correos que me envío a mí mismo mi propia cuenta los considera Spam y, si no ando al tanto, me los borra.
Está visto que cuando es no, es no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario