Poco después de jubilarse Pana, responsable de la Fundación Botín, hace muy poco, publicó un tribuna libre el bueno de García de Cortázar, profesor de historia medieval (o de la corona de castilla, que lo es todo) en la UC. Es tan grande su humanidad (que no humanismo) que empezó elogiando a Pana y acabó elogiándose a sí mismo. Y todo porque le había dado clase.
Por cierto, la tesis de Pana trataba sobre las sernas. La UC la publicó al instante. Va a ser cierto que si llegamos a convencer a Botín de que el cántabro existe, triunfamos.
Poco después del tribuna libre de su mentor, Pana publicó otro que no sé muy bien de qué iba porque no pude leer más allá de la tercera línea: sin haber terminado la típica introducción que suele servir de repaso a vista de pájaro de la actualidad (el tan consabido "en estos tiempos..."), va y casca que la culpa de todo no la tiene Adán, ni el cha-cha-chá, ni el waterpolo ni siquiera Yoko Ono, sino... ¡los nuevos ricos! Tócate los pies. Si es que todo el mundo tiene a un muñeco del pin-pan-pun a mano. También los ricos tienen al suyo, no faltaba más: los recién llegados, que no saben comportarse, no conocen los códigos de la familia y lo echan todo a perder. Si es que no a todos se les ocurre tener cuentas piratas en Suiza, que no digo que sea el caso de Pana, solo a los que lo llevan haciendo desde siempre. Será.
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