La revolución del 34 en Potes. Fragmentos apañaos d´Incendiarios de ídolos, de Mathieu Corman, editáu pola editorial Cambalache en 2009 y originalmente en francés en 1935.
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El teniente que manda en el puesto decide presentarnos las preguntas por escrito:
- ¿Cómo es que están ustedes en esta carretera?
- Nos hemos equivocado de camino.- ¿Por qué se dirigían hacia una región en plena revolución?
- Los periódicos dicen que todo está en calma en España.
- ¿Saben ustedes que corren peligro de muerte en la carretera por donde van?
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- No tendrían la intención de ir a Potes.
- ¿Potes? ¿Qué es eso? Nunca habíamos oído esa palabra.
- Es el nombre de un lugar que ustedes deben evitar si no quieren morir.
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¿Potes o no?
¿Miedo o no?
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Mientras meditamos la decisión, resolvemos también que no tenemos miedo.
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Otra mina más abandonada por los obreros...
Más adelante, los muros de una casa recién incendiada. El fuego aún está latente y una ligera humareda se desprende de las ruinas hacia el cielo.
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¿Potes?
Franqueamos un puente sobre el cual gesticulan paisanos armados.
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¿En manos de quién estamos? ¿Cómo y qué habrá que responder durante el inevitable interrogatorio?
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Queremos hablar de la revolución. José se vuelve reticente.
De lo que buenamente nos quiere decir, entendemos que Potes se ha sublevado (...) El cuartel de la Guardia Civil fue tomado al asalto; fueron detenidos guardias civiles y se constituyó un comité revolucionario.
Ahora la localidad vive a la espera de la vuelta de las fuerzas gubernamentales que ocupan ya La Hermida, un pueblo a quince kilómetros de Potes, situado en el desfiladero que el río Deva ha cavado en la montaña.
Desde hace algunos días, los aviones sobrevuelan los pueblos de la región y arrojan bombas y octavillas.
José nos aconseja encarecidamente que no pasemos la noche en Potes o en sus alrededores. Cree que la represión será despiadada y que correríamos riesgo de ser detenidos, en tanto extranjeros, en el curso de las operaciones militares.
¿Lo tienes? ¿Me lo dejas?
ResponderEliminarClaro, cuando quieras.
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