Quedé hace un tiempo con los dos responsables de la "rehabilitación" del Cabildo de Arriba de Santander. En este barrio se conserva la casa de Sotileza. Sí, la de la novela de Pereda, nuestra novela del mar, la del poblachón que fuimos y que por haberlo sido no interesa recordar por inapropiado, es decir, por pobre. Esteban Polidura, que era del barrio, recuerda a Pereda husmeando por aquí y por allá, tomando notas, mal visto, un fisgón. Lo recuerda en unas páginas impagables que recuperó hace unos años Cantabria Tradicional (la de Ramón). Recuerda también a Sotileza, ya mayor cuando publica sus artículos. Simón Cabarga publicó una foto de la casa que se decía era la de Sotileza. Se la enseñé a nuestro cronista oficial, Benito Madariaga, a raíz de un libro que estaba preparando yo para la Expo de Zaragoza (terminó siendo el primer libro electrónico del Gobierno de Cantabria, inencontrable en bibliotecas públicas) y me dijo que esa casa se había tirado con la construcción de la Rampla de, precisamente, Sotileza. Pero no es así. He localizado la casa. Es la nº 13 de la calle Alta (Callalta, tal y como lo escribe Esteban Polidura). Como no podía ser menos, es una de las más humildes del barrio. Ahí está la bodega donde vivió Sotileza con su familia de acogida. Corresponden las alturas, todo. Quedé con un amigo que es arquitecto. La idea era documentar, en la medida de lo posible, la casa. Pedí permiso. Me lo dieron. Estuvimos visitando el entorno y no nos dejaron entrar por seguridad. He pasado por allí ayer por la noche. Han tapiado la puerta de la bodega y la del portal. Por si acaso.
Al menos que se sepa. Y que se sepa que lo sabemos.
Sabiéndolo, cuando la tiren, porque la tirarán seguro, los que lo sepamos (tú, lector, como yo) seremos culpables por omisión.
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