jueves, 4 de abril de 2013

Arquitectura vernácula

La definición de arquitectura tradicional / autóctona / vernácula / patrimonial está cargada de intencionalidad. Su genealogía pasa por: Jung, Bachelard, Eliade, Heidegger. No es una definición neutra. Así, históricamente ha centrado su foco en la forma y las técnicas de construcción (se nota que la voz cantante la han llevado los arquitectos), desatendiendo otras perspectivas, como su relación con la comunidad o el trabajo (recuerdo ahora la escalera de caracol que inventó en el siglo XIX un carpintero de Puentenansa para que la propietaria de la casa que estaba levantando pudiera subir al soberáu con la cabeza cargada).

El estudio de la arquitectura vernácula nos dice más de los que la estudian que de ella misma, su estudio nos desvela más sobre la historia de la arquitectura entendida como disciplina (elitista, como hasta hace poco todas, y todavía) que sobre la propia arquitectura vernácula. Su atención a la tipología de los muros cortafuegos (¿por qué no a la lógica del fuego?), a la de las solanas (¿por qué no al estudio de la introducción de cultivos, como el maíz?), a la de los vanos (¿por qué no a la de los vientos?) o a la de las decoraciones (¿por qué no al estudio de las creencias religiosas?), por ejemplo, nos dice más acerca de sí mismos que de los muros cortafuegos, las solanas, los vanos o las decoraciones.

Es lo malo que tienen las categorías: que aplicando una escala micro todo se descuadra, nada encaja. ¿Cómo explicar la influencia renacentista que delatan nuestras casonas y de rebote nuestras casas campesinas? ¿El carpintero de turno aplicaba la proporción áurea porque así se lo dictaba "la tradición"? ¿La solana prescinde de todo componente estético? ¿Y la rejería?

La arquitectura vernácula es una categoría ideológica (o mental, que tanto monta) que más nos dice de quien la acuñó que de la propia realidad que estudia.

No obstante, cabe la posibilidad de que la realidad solo exista cuando se produce y que solo se produzca en un determinado contexto referencial de procedencia mental (fruto de una determinada categoría ideológica). La noción de arquitectura vernácula da carta de naturaleza a la arquitectura vernácula. Sin ella, nada. Cualquier otra noción (de procedencia mental) daría lugar a cualquier otra realidad (arquitectura todavía inonimada por inexistente). Sin noción mental previa (a la realidad) no habría nada (o habría, pero no para nosotros).

La pregunta de fondo es: sabiendo que todo es pura creación (o invención, lo mismo da), ¿nos interesa dar continuidad a una tan artificial como cualquier otra, la de arquitectura vernácula, pero que justifica, de alguna manera, la división de la arquitectura entre "la de verdad", la que sirve para vivir, y "la otra", la "exótica" (aunque sea la del vecino, o precisamente por serlo), la que necesita de adjetivos, en otras palabras, una noción que perpetua la diferencia entre "baja" y "alta" cultura y, por extensión, entre "clase baja" y "alta"? Pues es para replanteárselo. Puestos a pensar, prefiero hacerlo en horizontal, dicho de otra manera, si alguien tiene que ganar, prefiero que lo hagan quienes hasta ahora no lo han hecho, no para quitar a unos y poner a otros, no para sustituir, sino para hacer las cosas mejor, lo que significa, básicamente, que nadie sea más que nadie (pero ésto lo digo de verdad).

Por cierto, que el capitalismo base su propia esencia en la desigualdad explica el ADN de una genealogía, la de la arquitectura vernácula, que hace de ésta la arquitectura propia de la "baja cultura" que emana a su vez de la "clase baja": un motivo más para replanteárselo todo.

En fin, ¿arquitectura vernácula? Sí, pa tu güela.

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