En la mañana de ayer estuve tomando un café fugaz con un antiguo amigo de la carrera. Me  decía que aquí la Democracia no ha llegado a través de la cultura (el convencimiento), sino  del consumo (el querer tener todos un chalé), siguiendo el modelo estadounidense, y que por eso la inmensa  mayoría no se la acaba de creer: porque no nos la podemos comprar (y ya perdiendo las ganas estamos).
 
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