"La libertad sería saltar ahora del coche y tumbarse en un banco de madera (todavía quedan algunos en Almagro) hasta las ocho o las nueve de la mañana, recibiendo en el rostro entredormido esa llovizna fina de polvillo y hojitas que desprenden secretamente los árboles de esta calle. Si uno mantiene los ojos cerrados o mira siempre hacia arriba y nunca a su alrededor, puede creer que está en un bosque perfumado y ve pasar el cielo por entre las ramas y las hojas de los árboles.
- Sigues siendo un adorable salvaje.
Un día descubrí que esa forma que tienen en mi barrio de entender la libertad resulta original y divertida para las gentes de otros barrios, y que no hay que avergonzarse de ser así, sino todo lo contrario. Desde entonces, creo que cultivo esto artificiosamente, pero hay momentos en que me sale de verdad, desde dentro, y entonces me lleno de una alegría salvaje, porque es como comprobar que no estoy muerto".
Francisco Umbral, Travesía de Madrid (1966).
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