La mí casa tien un balcón orientáu a sur. El suelu es de zinc y cuando pega el sol, alampa. Tengo dellas plantas en tuppers (ó quedarin las tarteras) y vasos de yugur apalambrás de tanta solejá. Asomo y veo a los pájaros trechá-la calli: rilochas las palomas, a estrinconis los jilgueros, los gurriones al corsu, prindás de los airis altos las gaviotas. Pero es ena cucina, que da a norti, a una calleja escura, lóndriga, onde siento las sus vocis: amejan balas que pasan rozando, muellis que se sueltan, cantos cutiendo por baju l´augua, una polea girando. Ena cucina, onde la vida se diz, onde la vida se decidi.
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