domingo, 15 de septiembre de 2013

Caladeros

En mayo conocí en la galería Nuble de Santander a Ángel Calvo Ulloa, comisario independiente de proyectos artísticos y director del Espacio Sirvent de Vigo. Dijo que Galicia era un caladero del poder: el poder llegaba, cogía lo que había ido a coger, y se marchaba, dejándolo todo hecho unos zorros. Pero se equivoca: las clases subordinadas somos el caladero del poder, no tal o cual territorio. Para eso sirve el nacionalismo: para dividirnos. Alguien podría decir: "o para organizarnos mejor, en células más ágiles". Sí, siempre que seamos conscientes de ello y no perdamos de vista lo que nos une (¿no os ha pasado nunca tener la sensación de que estás donde estás o incluso que eres lo que eres, ese estar o ser sin saber tan posmoderno,  porque en su día tomaste una decisión que ya no recuerdas?). Me temo que "las células", o mejor "perfiles de consumo" (me estoy acordando ahora de Euskaltel, por ejemplo), solo sirven para que las grandes corporaciones nos endosen mejor sus productos.

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