La Noche de Reyes llamé al 112. Llevábamos demasiado tiempo sin migas de pan tiradas por el barrio. Además, olía fatal. La vecina del primero del portal de al lado, que se ha muerto, pensamos. ¿Llamo ahora o ya lo dejo para el martes?, pregunto a Raquel. Ahora, hombre, llama ahora, no vaya a ser que esté moribunda y todavía pueda salvarse. Además, el olor.
Vale, llamo.
Pasados unos minutos llega una ambulancia, un coche de bomberos y dos de policía nacional. Me llaman. Es el 112, que baje.
Vale, bajo.
Los vecinos arremolinados: yo la he visto esta mañana en el balcón, ya no sale, antes metía su porquería en una bolsa y la tiraba a un contenedor, ahora lo tira por la ventana, por eso huele tan mal, el gato que tenía ése sí que ya no se le vé, estará muerto, como el perro, que lo sacó a pasear muerto y decía que es que era muy perezoso, le han cortado la luz y el agua, cualquier día arde todo, no va a abrir a nadie, se alimenta de plátanos, le va a dar un subidón de potasio, con lo malo que es éso, yo es que trabajo en Urgencias, come las migas de las palomas, cualquier día se equivoca y le come a ella una gaviota, como a todos, es que las gaviotas están caninas.
No hay señales de vida. Los nacionales no pueden entrar sin permiso. Nos marchamos todos.
Esta mañana, en torno a las sesis y media, he oído cómo la vecina abría la puerta del balcón y vaciaba el orinal en la calle.
Huele fatal, está viva.
muy bueno
ResponderEliminarNo es un secreto que muchos genios, estaban locos, no sé si es su caso, pero lo cierto es que es un crack.
ResponderEliminarY si está cuerdo, mi enhorabuena, tiene doble mérito.
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YO