"En la zona cantábrica, donde en nuestros días es difícil encontrar un caserío en el que la piedra no domine en la construcción (y en la provincia de Guipúzcoa en particular), aún en el siglo XV dominaba la casa construída totalmente de madera.
A este respecto, Carmelo Echegaray, en su trabajo sobre arquitectura civil en Guipúzcoa, nos confirma este dato de las viviendas de madera, al citar unas ordenanzas de San Sebastián, del año 1489, por las que se otorgaban diversos privilegios a todos aquellos vecinos que levantasen sus casas con muros de mampostería. Con ello se pretendía que los edificios así construídos resultaran de mayor solidez, al mismo tiempo que no ofrecieran tanto peligro de incendio, pues por aquellas mismas fechas se habían quemado las viviendas hechas de tabla.
(...)
Con la evolución de la casa vino también la introducción de otros materiales, como la teja, y el desarrollo de la chimenea, sustituyendo la de hogar central, a aquel hogar cuyo humo se escapaba entre las rendijas de las paredes y de la cubierta.
(...)
Luis Peña Basurto, en su trabajo Las oholak, elemento de construcción todavía actual en Zuberoa, nos da una idea de lo que debieron ser las cubiertas de tabla de nuestras casas urbanas, y de las caserías, hasta que fueron siendo desterrados por la teja, o las placas de pizarra, según las zonas.
El mismo autor nos da el nombre por el que se conoce a estas tablillas en dialecto suletino: oholak (tabla). En la zona de Espinal se las debió conocer con el nombre de etxola y muy cerca, en Roncesvalles, etxoilak. Añade Peña Basurto: Son rectángulos de madera de roble, generalmente de dimensiones variables, 12/16 cms. de ancho por 50/55 de longitud, y 3 cms. de grueso. Se cortan y preparan a golpes de hacha en los meses invernales, preferentemente en diciembre. Se les calcula una duración total de 80 años, para lo que se les da la vuelta al cabo de los 40 primeros (...). Al montar las techumbres, generalmente de gran inclinación, las oholak son colocadas a lo ancho o a lo estrecho, según convenga, en líneas paralelas sobrepuestas unas a otras, de modo que de cada una de ellas solo quede a la vista un tercio aproximadamente, colgando sobre un a modo de bastidor de varas en bruto o estrechos listones llamados latak [Nota de El Robledal de Todos: atentos a la posible relación con nuestras latías en la zona de Castru], sujetas en suspensión por grandes clavijas de madera (latitze) introducidas a presión dentro de un orificio abierto en uno de los extremos, y cuyas puntas hacen tope en el lateral superior de la vara o listón en que se apoyan." En Arte popular vasco, de L. P. Peña, p. 29 y ss.
No hay comentarios:
Publicar un comentario