lunes, 23 de junio de 2014

Valdenoja y Cuetu, arroz con amayuelas, amargados en Lamarga, spays y andamios

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Ignoro de dónde sale el topónimo Valdenoja. Tiene pinta de tradicional. O eso o hubo una época en que los constructores tenían buen tino para los nombres de sus urbanizaciones, que todo puede ser. Aunque no creo. Valdenoja, de ser tradicional, intuyo extendería su radio de acción a los aledaños del Sardineru, pero sin dejar de ser Cuetu. Hará unos veinte años comenzaron a levantarse allí casas de lujo. El topónimo Valdenoja se asoció a estas casas. Con el boom inmobiliario estas casas fueron adentrándose en Cuetu, topónimo contra el que avanza Valdenoja. Tan es así, que Cuetu ya apenas existe. Lo he comprobado este mismo domingo. Íbamos con un santanderino de toda la vida, pero del centro, en coche y nos dijo: "esto es Cueto" y al cabo de unos pocos minutos, a la vista de las primeras casas de lujo, dijo "y ésto es ya Valdenoja". Estoy por apostar que dentro de, pongamos, veinte años, Cuetu va a estar reducido a la mínima expresión. Ha pasado otras veces. Por ejemplo con El Sable de Laredu, recluido entre El Regatón, El Puntal y La Salvé, arrinconado en tierra de nadie. No es exactamente el mismo caso que El Sable de la bahía de Santander, que no es que haya sido arrinconado, es que ha sido suplantado por El Puntal, aunque todavía haya quien lo llame El Sable. Yo, por ejemplo. Sé que no es suficiente.

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El domingo pedimos arroz con amayuelas (caldosito, muy rico) en un restaurante de La Maruca. Es uno de nuestros platos más típicos, junto con el de cachón. Con vino blanco del Asón, perfecto (aunque el vino que tomamos fuera uno gallego). El camarero vió que éramos de aquí. No hacía falta fijarse mucho. Nos aclaró: no son amayuelas, son almejas. No lo hizo para explicarnos lo que eran las amayuelas, que lo sabíamos de sobra (y él sabía que lo sabíamos porque se lo pedimos así), sino para que supiéramos que sus ALMEJAS no eran simples amayuelas, sino ALMEJAS. He aquí un caso claro de diglosia: amayuelas queda para las almejas de mala calidad y almejas para las de buena. He presenciado otros casos flagrantes: esquilas para las quisquillas vivas y quisquillas cuando ya están cocinadas en el restaurante La Pirula de Santander, por ejemplo. Un caso más claro si cabe: ¿habéis visto a la venta alguna vez carne de jata? ¿No, verdad? Pues eso. Es una caso igual en todo a la diferencia que establecen los ingleses entre pig (cuando el cerdo está vivo, palabra tomada de la lengua de los granjeros) y pork (cuando está cocinado, tomada de la lengua de los señores, que no es la misma que la anterior).

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Bajaba por la cuesta de Lamarga, en Santander, y veía que todos los que iban dentro de los coches, el que conducía, el copiloto, caso de no ir solo, los de atrás si los había, todos, llevaban cara compugida. ¿Llorando? Era el sol. Nada más duro que la luz de cara, iluminándote.

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En una tienda de deportivas: "spays". Ver foto.


"Spays", así escrito. Es como si haciéndonos pasar por extranjeros pareciéramos más serios. Será por eso el nacionalismo: como si hiciera falta ser otros para ser. Pero lo verdaderamente difícil, me parece, es lograr ser siendo.

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No sé si os habéis preguntado alguna vez por los agujeros que suele haber en las paredes que no están levantadas en seco: paredes de viviendas, de invernales, de iglesias, etc. Suele haber agujeros alienados a distintas alturas. Hace poco supe que son los joracos de los andamios. La estructura básica es jorcáu (tronco rematado en horquilla) y trenca (listón resistente) que recibe el joracu (agujero de la pared). Sobre este armazón básico se va levantando el andamio. Las líneas de joracos suelen encontrarse a la altura de un hombre, un poco más abajo (para poder llegar). Hay veces que estos agujeros se ven por dentro, otras que se ven por fuera. No sé si que estén por dentro o por fuera responde a algo o no. Estos agujeros se podían tapar. Tampoco sé cuándo sí y cuándo no.

La foto es de un andamio en La Maruca. Lo único que se persigue en este caso es nivelar el suelo.

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