(1)
La pieza redonda con una muesca parece un peso. La metálica doblada tiene una agarradera en un extremo y el otro termina en forma de anzuelo. ¿Será para mesar o iguar la hierba?
(2)
Las avellanas y nueces siempre se repartieron entre nosotros una a una: una para tí, otra para mí, nunca contando y dividiendo el total por el número de personas a repartir.
Intenté dividir el cielo en dos. Pero no fui capaz. Hay más a un lado que a otro.
(3)
Sí, es una mano lo que asoma.
El proceso creativo, detona.
Pronto los resultados aquí.
(4)
Y aquí, dándole vueltas, torbellino.
En la Puerta del Perdón de la Catedral de Santander. Esta puerta fue descubierta hace no más de una década. Estaba tapiada. La mujer lleva un tocado fantástico. Parece un derviche. Está con una postura rara para caber. En la iglesia de Santa María del Puerto de Santoña hay unos cazadores montados a caballo que van agachados para no salirse del capitel. Es como si el escultor les dijera "agachaos un poco, que no cabéis", tal que una foto: "los del lado de allá, juntaos un poco más, que no salís". También puede que la postura de esta mujer, mirando al cielo, comiendo lo que parecen uvas, en la Puerta del Perdón, nos esté transmitiendo algo en un código que desconozco.
(5)
Los maestros de obra medievales parece que solían tallar bocetos en piedra. Probablemente también en madera, pero de éstos no se conserva ninguno. Sí en piedra, por ejemplo en el monasterio de Fitero (Navarra). En la Catedral de Santander también se podría conservar uno de estos bocetos, concretamente en la portada, a la que se accede desde el claustro. Pongo foto:
Se trataría del boceto de un rosetón que o bien se ha perdido o bien nunca se construyó.
El boceto aparece junto a las que pasan por ser las primeras representaciones en España de la unión entre Castilla y León. Por entonces no se sabía muy bien si el león a los pies del castillo, si los leones flanqueándolo o si qué.
La verdad es que en nuestra Catedral das una patada y encuentras una historia que contar. Es una lástima que ahora cobren un euro por entrar. Es una desconocida para los santanderinos y si ahora hay que pagar, lo será aún más.
El rosetón estaba pensado para la pared que ahora cubre (y desde hace siglos) la torre.
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