(1)
En el cuartu de mí hermanu y míu en Culindres tiníamos maeras enas ventanas, no persianas, maeras por dentru. Nu cerraban bien. Entardanochi alcordemi de la luz que lambía daquella las parées del cuartu al ser de día. Si estaba espiertu, liía aprovechando esta luz, las línias que pasaban polas rindijas de las maeras, moviendo el libru d´isquierda a derecha, cumu si lu pasara por un escáner.
Estuvi esa misma nochi amirando la luz qu´entra en muestru dormitoriu, el de Raquel y míu. Es luz nochirniega. Entra por baju porque surdi de las farolas. De la que entra, aseja en el techu. Cuando pasan cochis, cambea de sitiu (cumu las estrellas fugaces, que se muevin a favor del airi, sigún créin los nansos). Entós paez que ha entráu de súpitu una tropa de pulicías pisculizando daque preba del dilitu.
Cuando viníamos a Santander siendo críos mos gustaba a mí hermanu y a mí cerrá-la persiana tolo que diera de sí. Dejábamos una sola ringlera de juras por riba. La de más a la derecha estaba más abierta qu´el restu, era cumu si hubieran mitíu un punzón por ella, d´esos que se jacin con una punta de cuerna de venáu, pa enanchalu y poder, quin juera, achisbamos. Si era navidá los que mos achisbaban por esa jura enancháa cona punta de la cuerna de un venáu (aquí ya se dejaba notar la influencia de papá noel y los sús renos) eran los réis magos. Recuerdo que a mí se me jacía que por navidá la luz que pasaba por esa jura tinguilitiaba por demás.
En Culindres vinía a posase un gurrión ena repisa en cuantas salía el sol. Era el primeru del día, cudábamos. Nu era el primeru, nomenó, pero sí pa nós. A minudu ya estábamos espiertos y mos encantaba sintilu. En Sanander, sorprendentemente, tamién vinía a posase un gurrión. Tamién era el primeru. Mí hermanu o yo, ya viviendo de continu en Sanander, de mayorucos, estamengábamos, el que la tuviera más a mano, una pinza contra la ventana pa espantali. ¡Plas!
Yo imaginaba que el gurrión de Culindres tamién escapaba volando.
- Raquel, que las luces del techo se están moviendo.
- Tranquilo, que son los coches.
(2)
Pongo aquí foto de un mapa que dibujé para no sé qué. Quizá Raquel recuerde qué era.
En relación con este artículo (aquí) de Alejandro Gándara.
(3)
Tumbas en la pared del claustro de la catedral. No llevan nombre porque eran de monjes. Ahora hay que pagar un euro para entrar al claustro y/o catedral.
(4)
En Sopeña jugábamos al boti - boti. Yo hasta hace poco no me había percatado de que boti era bote. Este juego se practicaba en la bolera. No me acuerdo muy bien cómo funcionaba. Solo que era una especie de esconderite. Con el bote se golpeaba en el suelo, contando con los ojos cerrados, en el centro de la bolera, debajo de la luz, donde estaba la caja de bolos. Si era contra uno de los pies metálicos, mejor. Luego de contar se salía en busca de los que se habían escondido. Cuando dabas con uno escondido, por ejemplo, detrás de uno de los plátanos de la bolera, que era el sitio habitual (que hubiera muchos árboles confería al juego una tensión muy excitante), echabas a correr y dando golpes con el bote en el suelo decías "boti - boti por Culis" o por Poli o por Sapu, Teto, Pata Chula, Garbanzu, Toñito o por quien hubieras visto. Pero tenías que correr, porque el que se había visto sorprendido también lo hacía y si llegaba antes que tú al bote y le daba una patada, te la quedabas otra vez.
¡Boti - boti por Don Dinero!
(5)
Plato de maganos, así pedido y así servido en El Riojano de Río de la Pila de Santander. Por cierto, solo tres euros.
Anochi gulvimos Raquel y yo al Riojanu y pidímos otra vez maganos. Esta vez mos priguntaron que qué era eso. Un camareru que andaba poallá, tré-la barra, al fondu, que cudo era de Sanander, vinu y mos desplicó que maganu era cuando se pescaban a guadañeta, es dicir, ena badía, y qu´eran frescos y más chicos. Lu que daban ellos, y apaez ena fotu que jacimos l´otru día, eran "calamares": congeláos, de supermercáu y más grandes. ¿Diglosia? Al menos n´esti casu el cántabru ha quedáu pa lu güenu (frescu, más sabrosu) y el castellanu pa lu más cutri (grandonón, sipíu, congeláu). Encontóo, la diglosia nu es deseabli. Mejor maganu pa tóo. Luegu ya veremos si está frescu o no, si está ayescáu o no, si la ración es mucha o poca.
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