Desde que han quitado la pasarela vengo a trabajar todas las mañanas por Lamarga. Esta mañana no he podido pasar. Han vallado el parque. Ya lo habían hecho hace días, pero habían dejado un paso estrecho para la gente. Esta mañana lo han cerrado. Ahora hay que rodear el parque.
Este domingo estaba programada una visita botánica al parque con los vecinos.
Yo soy vecino.
Pensaba ir a esa visita.
Para que luego diga el alcalde que no hay vecinos en el movimiento en defensa de Lamarga.
Yo soy uno de ellos.
Hay más.
Ahora que han vallado el parque quien quiera entrar tiene que saltar la valla o quitarla, cometiendo un supuesto delito. De esta manera tan sencilla, cerrando el paso hoy viernes, las autoridades obligan a quien tenía pensado asistir apaciblemente a la visita botánica del domingo a pasar por delincuente. No veo yo a mi vecina del segundo saltando la valla, por mucho que esté en contra del pelotazo previsto en Lamarga. Si me apuráis, tampoco me veo a mí echándola abajo. Es que no es plan. No es justo.
Parece mentira que para un puto pueblo que somos tengamos a autoridades tan sibilinas.
¡Qué manera tan zurda de acallar una protesta! ¡Qué suaves son!
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