Ayer publicó un artículo Daniel Innerarity en El País sobre Podemos decepcionante. Este escritor me suele gustar, pero esta vez no. No por lo que dijo, sino porque no dijo nada. Apenas una idea que le sirvió como excusa para arrancar, aquélla de que si alguien se marea ante la sangre no tenemos que preguntarnos por lo que tiene la sangre sino por lo que tiene el que se marea al ver la sangre. Así como a Daniel Innerarity esta idea no le sirvió para nada, a mí tampoco me va a servir ahora, lo que no quita para que, aun con todo, lo intente:
Santander está plagado de plumeros. ¿Qué tienen los plumeros para que se hayan convertido en una plaga? No, esa no es la pregunta. La pregunta es: ¿Qué tiene Santander para que le invadan los plumeros? O qué no tiene, que es otra forma de plantearlo.
Los plumeros tengo para mí que entraron con tierra contaminada que se vertió en las obras de la autovía entre Santander y Torrelavega. Yo al menos es ahí la primera vez que los vi. La propagación está siendo imparable. Lo es porque se aprovecha de la tierra abandonada.
Las plantas invasoras son un problema no por estética, no porque rompan nuestro modelo de paisaje, sino porque lo copan todo y no dejan que crezca nada más. Son una amenaza para la biodiversidad. ¿Y para qué la biodiversidad? Recordemos que las células mutan constantemente en múltiples direcciones en respuesta a distintos escenarios de futuro posibles. Aseguran así su adaptabilidad y, por consiguiente, su permanencia, su futuro. La diversidad es esperanza de futuro. Si dejamos que nos copen los plumeros estamos perdidos. Sería como poner todos los huevos en un mismo cesto, y que además todos los huevos estén goritos.
Santander ha sacado ahora una ordenanza específica contra los plumeros. El PRC la ha criticado por oportunista. No niego que lo sea. Pero entre unos y otros tenemos plumeros hasta en los tejados. Qué tendrán los plumeros. Qué tendremos nosotros.
Creo que se introdujeron aqui como planta ornamenta en algunos jardines, y debido a su fácil dispersión de semillas, encontraron un fácil arraigamiento en las tierras removidas de las obras.
ResponderEliminarY por dejadez y porque unas pocas parecian bonitas al principio pues ahora no creo que nos libremos de ellas.
Somos la comunidad quetiene más superficie porcentaje de superficie ocupada por plumeros. Las comunidades vecinas empezaron primero a atajar el asunto. De echo, los vascos se han quejado alguna vez de que nuestra dejadez les dificulta le erradicación en las zonas limítrofes. Y eso que los vascos son vascos.
ResponderEliminarCreo que la que se introdujo como especie ornamental no fue el plumero sino la japónica. De hecho se sabe cuál es el jardín que la trajo. El plumero no está tan claro. Insisto en que yo lo vi por primera vez en los arcenes de la autovía Santander - Torrelavega.
ResponderEliminarRespecto al segundo comentario, me temo que Cantabria es foco de irradiación. El plumero no entró en el norte y ha prendido mejor en Cantabria, no. El plumero entró en Cantabria y desde aquí se está extendiendo a todo el norte. Creo.
El paisaje no solo es estética, por supuesto, pero bueno, para simplificar.
ResponderEliminarDe hecho al paisaje lo tengo por espacio cargado de cultura.