lunes, 25 de mayo de 2015

Camadas, raíces, a la mesa, cuervos y águilas

(1)

Un tío mío de San Vicente de la Barquera decía que los mejores jilgueros no son los de mayo sino los de agosto pero mi cuñada Catalina dice que su abuela, que es de Liébana, sostiene que los gatos agostinos, es decir, los de la segunda camada, son peores que los de la primera.

No sé con qué versión quedarme.

(2)

El sábado por la mañana estuvo mi madre contándome de las plantas de Sopeña.

Que un helecho viene del Saja pero que el otro es nacido en casa. El del río duda si es helecha. La escoba nació sola. Ésta bajó de la peña. Cómo ha crecido el acebo. Es de un día de la madre. El tejo hay que podarlo que se abre mucho. Hay tres cajigos que han salido solos. Los trasplantaremos. A la higuera hay que quitarle las puntas para que no pierda fuerza. A este otro árbol, que a lo mejor es un arbusto, hay que pelarlo por abajo y dejar que crezca como un paraguas a la altura de mi hermano, que es el más alto de todos. El aráu hay que quitarlo de la pared porque así la va a acabar tirando al no dejar pasar el viento y también porque hace feo. A mi abuelo le hubiera gustado poner un alambre de lado a lado de la puerta para que trepara por él el rosal. Hay que ponerlo. Y plantar un rosal al otro lado, para asegurar. Sobra ese montón de antozañu que estamos haciendo ahí. Ese otro rosal sale de detrás de la socarrena, el pobre. Esas monedas de judas de ahí, las tenemos que descascarillar cuando salgan, que quedan como pergamino, son de un día que Manuela se puso pesada y le dije que íbamos a plantar las mañas para que salieran flores. Para la próxima vez que volvamos va a estar todo rosa.

Toma, llévatelas y ponlas en agua.

(3)

Hemos puesto una mesa grande en la huerta para comer, todos a la sombra menos Raquel, a qué fuera, pregunto, porque fuera no es lo mismo que al sol, mira tú, y es cierto, un gorrión asoma con un insecto en el pico desde el alero.

Tiro un par de migas de pan. Al final las encuentra Luga y se las come.

El gorrión sigue asomado extrañado.

(4)

Grazna una pareja de cuervos en la peña que nos da sombra por la tarde. La peña es La Cruz.

A finales del s. XIX se puso una cruz en la cumbre en cumplimiento de una promesa hecha por los que sobrevivieron a una epidemia (los que no sobrevivieron se libraron de cumplir nada) imagino que de cólera, aunque hace poco me dijeron que la cruz viene de más atrás, pero no se sabe de cuánto más. Que además en la guerra se tiró para después levantar otra. Que ésta de ahora no se sabe si es de cuando pusieron el repetidor o la misma de después de la guerra.

En Navidad ponen un árbol. Este año creo que no encendieron las luces.

Yo creo que antes que La Cruz era La Peña.

El barrio de Culapeña contiene ese prefijo "cu-" que yo no dudaría asociar con la preposición "hacia". El topónimo se podría traducir algo así como "hacia la peña" o "que colinda con la peña". También lo llaman "de Triana" porque suele haber bronca. O había. Ahora apenas queda nadie.

No sé cómo se llamaría La Peña antes.

Hay una fuente pegada al camino conocida como Jongaya. Quizá la conozcáis por El Sarruján de Jongaya, que es uno de los apodos que utilizaba Manuel Llano. Este topónimo está compuesto por dos elementos: el primero es una antigua derivación montañesa del latín FONS, fuente; el segundo es de significado desconocido. Quizá La Peña fuera conocida antes como Gaya. No lo sé, es una idea que lanzo al aire.

Los cuervos viven más de cien años. Un vecino del pueblo encontró una vez uno y se lo quedó. Apareció en Vídeos de primera. Fijaos si son años. Le sobrevivirá.

La pareja no deja de graznar.

De pequeños en verano jugábamos a Tres Marinos en el Mar que básicamente es un juego destinado a aprender los límites del pueblo. Había que tener cuidado de no sobrepasarlos. Este juego se empieza gritando "Tres Marinos en el Mar" a lo que se responde "Y otros tres en busca van", parecido a los tropos medievales ("¿A quién buscáis?" desde el altar "A Jesús de Nazaret" desde el coro, en el diálogo titulado Quem queritis).

Del monte supe antes de subir por el oído, por el graznido de los cuervos.

De las cuestas en zig zag, que mal los eucaliptos, si prende echa tierra, no prende, de noche no hay grillos, eso abajo, un corzo, el que vea al zorro paga, pues entonces no he visto al de antes, cambera o pista, rodadas antiguas, esto era un sel y ahora es un pinar que era de tu abuelo hasta que se perdió la escritura y ahora el pinar está perdido, como el sel y un lobo.

Del lobo se sabe antes de verlo. El cuerpo lo presiente. Del lobo se sabe por el escalofrío que provoca, por el miedo.

Los cuervos viven más de cien años.

Ya.

La pareja de cuervos esta mañana me seguía avisando.

No es más que un presentimiento.

(5)

En la Calle Alta hay un bosquete sobre todo de eucalipto. Allí anidaba una pareja de lo que yo creo eran águilas. Andaban siempre a vueltas con las gaviotas. Han desbrozado el bosquete para la obra del ascensor y las águilas ya no están.

Dios en la tierra es un león. En los cielos es un águila. Nos lo dijo una vecina de Cervatos. Raquel me dice que el águila se asocia al bautismo.

En la catedral de Santander se encuentra la primera representación de Castilla y León. Todavía no se había estandarizado la posición de cada elemento: si el león arriba, abajo o a un lado o si el castillo con una, dos o tres torres.

En Cervatos y otras iglesias románicas de Cantabria lo que abundan no son leones ni castillos, sino águilas.

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