Iba ayer solo al mitin de Podemos, andando, y a la altura de la grúa de piedra me cruzo con dos hombres con los bártulos de pesca a cuestas que se iban diciendo, como recriminándoselo el uno al otro:
- Está la bahía vacía.
- No queda nada.
Estaba la marea alta. A lo mejor era eso, que el agua era demasiada.
Pero a más agua, más peces, ¿no? ¿O no era así?
No, no hay de todo mucho, siempre.
Que sea así, que todo esté sujeto a la consunción, no tiene por qué ser malo.
Y no me refiero a los peces de la bahía.
El nivel del mar era el de los cimientos del club náutico, que parecía flotar. O hundirse.
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