Dice mi padre que se va al Primero de Mayo a potrear a la perra.
El Primero de Mayo estaba en lo que es hoy Alcázar de Toledo.
Hoy está por PRYCA.
Allí es donde lleva mi padre a la perra para, es verbo suyo, potrearla.
Y es hoy cuando me lo dice, y no antes, que caigo en la cuenta de que potrear es un verbo empleado para malear la madera y que las casas llanas montañesas (también las hay en las cercanías de Santander), las más antiguas, suelen tener un poste en el portal con muescas para, precisamente, potrear la madera.
Y más: en las paredes abombadas, al bombo, se le llama potra.
Paredes embarazadas.
¿De penalti?
No, un pelotazo.
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