"Sí quiero traer a colación, sin embargo, el ridículo e innecesario discursito del señor Lassalle, en mi opinión uno de los responsables de cultura más escurridizos e inoperantes de toda la democracia. Cuando se hizo cargo de la correspondiente oficina rajoyista (facción sorayista) en forma de Secretaría de Estado, apareció ante algunos como la gran esperanza blanca: su porte pulcro y aseado de intelectual gentebien —nada que ver con el de los peperos más rancios—, sus antecedentes (familia republicana y antifranquista), su formación (tesis sobre Locke), y el hecho de que citara, por ejemplo, a Adorno en sus clases de filosofía del derecho, despertaron en muchos (también en este periódico, donde fue calificado de “rara avis”) inusitadas expectativas que nunca se cumplieron (por ahí conservo un libro blanco o verde del que se han verificado menos cosas que profecías de san Malaquías). En su intervención de Líber, en la que se limitó, as usual, a enviar balones fuera, realizó una defensa tópica del humanismo y presumió de los “casi” (sic) 4.000 euros con que el ministerio había contribuido al Salón. Y se quedó tan pancho. Ahora, cuando previsiblemente falta ya muy poco para que se vaya, me pregunto si en su caso también funcionará ese tipo de promoción que los anglohablantes llaman failing upwards (“fracasando hacia arriba”) y que, más o menos, consiste en recompensar a quien no hace su trabajo."
Manuel Rodríguez Rivero en El País de hoy.
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