La epopeya es un género literario que entronca con la aparición de las élites (guerreras) en Europa durante la Edad del Bronce.
La Ilíada, primera obra literaria occidental, es una epopeya.
Es un contexto, éste, compartido por el crómlech de Sejos, con ídolos grabados.
En Cabuérniga cuenta la leyenda, según recoge uno de los libros de García Preciado publicados por Tantín, que dos pueblos peleaban entre sí por los pastos de Sejos, pueblos a los que hoy no dudaríamos identificar como campurriano y cabuérnigo, y que, cansados de tanta muerte, eligieron a dos representantes, dos príncipes, para que dirimieran mano a mano a qué pueblo pertenecía Sejos. Murieron los dos. Fueron enterrados en el mismo lugar que cayeron. Desde entonces, los pastos de los puertos altos son compartidos por ambos pueblos.
Los cabuérnigos sabían que las figuras de los príncipes y su armamento estaban grabadas en las piedras aun cuando éstas llevaban siglos tumbadas boca abajo.
Es una epopeya, la nuestra, a la que solo falta el verso. He ahí la grandeza de la Ilíada. Pero el espíritu es el mismo, las coordenadas de la leyenda de los príncipes de Sejos y la Ilíada son las mismas.
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