En Vioño de Piélagos los vecinos distinguen entre barrios antiguos y modernos. Los antiguos se encuentran en los altos o laderas. Los nuevos en el llano, en la antigua mies y zonas inundables. Las fincas de los barrios antiguos están abiertas, sin muros. En los barrios bajos, ocupados por forasteros, las fincas están cerradas. Entre los barrios antiguos se encuentra La Redonda y Robasil. Entre los modernos, Parayo.
La Redonda según las explicaciones de un vecino era un barrio atravesado por un canal construido con cantos de río, de ahí, quizá, su nombre, canal que servía para desaguar las crecidas del río. Parecido a una rambla catalana, que sirve tanto para transitar como para conducir el agua de las crecidas evitando que afecte al núcleo de población. De este canal de La Redonda ya solo queda un tramo apenas reconocible.
Robasil es un barrio que se encuentra en el lugar donde el río de Las Pasiegas (con esa preposición "de") abandona la ladera para tocar el fondo de valle. Creo reconocer en este topónimo tres partes: /ro-/, de río; /-ba-/, de vado; y /-sil/, forma prerromana para río, presente en Selores y Silió, entre otros. Sería, pues, un antiguo vado del río (romance más prerromano) que pasó a dar nombre al río, una vez Sil dejó de tener sentido para los vecinos, que más tarde dio nombre al barrio en la ribera del río de Las Pasiegas, antiguo Sil. El topónimo Las Pasiegas es obvio que no puede tener más de quinientos años.
Respecto a Parayo, es, al igual que Parayas en Santander, un espacio llano y fácilmente inundable. Los vecinos consideran peligroso construir en él. A este campo semántico, el que desvela Parayo y Parayas, parece atacar Parajas, en Santutís (Tudanca), aquí. Podría tratarse no de lugares llanos e inundables, sino, hilando un poco más fino, de una familia de topónimos derivados de un hipotético étimo latino relacionado con tierras preparadas para algún tipo de actividad que desconocemos, no sabemos si agrícola o ganadera, que en ocasiones daría lugar a espacios acondicionados en zonas llanas e inundables.
Cambiando de ubicación, en Colindres hay un topónimo que siempre me llamó la atención: Edino, barrio. Creo que alguien apuntó la posibilidad de que se tratara de un topónimo que remitiera a una supuesta deidad prerromana. No sé si fué Carmen González Echegaray quien apuntó tal posibilidad. Yo más bien me inclino a creer que pertenece a la familia de "hayedo", al igual que el castellano "ahedo" o los topónimos cántabros tipo Edillo o Jidillu, muy frecuentes, entre los cuales no sé si contar el monte Jiniru (con aspiración) que preside el valle de Villacarriedo.
Por último, en Cotillos (Polaciones) encontramos Cantu la Raposa y Cantu Golpejera y en el Prau Conceju de Santutís la braña (entendida como "suerte") de Las Gulpisorias. Todos estos topónimos remiten al latín VULPES, "zorra". El topónimo de Santutís presenta un sufijo tipo /-oriu/, compartido por miraoriu o castraoriu, que nos está señalando dónde están las madrigeras de los zorros. En Cotillos alterna "la raposa" con "golpejera", que vienen a significar lo mismo: un ejemplo paradigmático de actualización lingüística sin necesidad de abandonar el diasistema de origen.
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