viernes, 17 de febrero de 2017

Dos apuntes sobre indumentaria antigua castreña

En el fantástico e inencontrable libro de Javier Garay Salazar titulado El habla desvergonzada de nosotros los castreños: Aproximación a un lenguaje montañés en Castro Urdiales, edición del autor, año 2011, se recogen dos entradas que creo de enorme interés para la historia del traje en Cantabria.

La primera está dedicada a las palabras chorongo y zorongo, que, dice el autor, daban nombre a un tipo de peinado o moño cubierto propio de las mujeres, entiendo que relacionado con los antiguos tocados corniformes (aquí) de la costa cantábrica oriental. Los tocados "a la vizcaína" recibían en País Vasco los siguientes nombres: tocada, tontorra, curbitzeta, juichia o jucichia, moco y sapa, aquí.

En Castro Urdiales chorongo y zorongo son, según el autor, palabras que en la actualidad portan un claro componente peyorativo. En el Diccionario de la Real Academia Española aparece recogido zorongo con un signicado aproximado al castreño antiguo. Es sabido que este tipo de tocados se prohibieron. Una de las excusas es que las mujeres que se lo ponían parecían llevar cuernos. Es de suponer que el nombre de estos tocados también sufrió un duro proceso denigrante. En realidad quitar(se)los no fue otra cosa que un gesto de represión (masculina) y sumisión (femenina) más.

Remarco que el autor del libro toma estas dos palabras y sus significados de la tradición oral: el significado original (tocado corniforme) y el actual (peyorativo). Como es propio de la teoría de sistemas, la relación entre ambos significados es bastante más interesante que cada uno de ellos tomado por separado.

La segunda entrada del vocabulario de Javier Garay es choclo; dice: "Calzado de madera que usaba el pescador antiguo de Castro. Cada puerto tenía sus propios artesanos y propias marcas y era muy característico el choclear - ruido que se mete con el choclo - de los pescadores, cuando bajaban por las calles a primeras horas de la mañana."

Ahora que el Gobierno de Cantabria parece interesado en proteger la actividad de los abarqueros / albarqueros, remarco el interés de este tipo de calzado de madera marinero. Creo no haber visto nunca uno. Seguro que todavía hay quien recuerda cómo se hacen, aunque nadie lo haya estudiado. Tampoco se han estudiado esas marcas identificativas de cada puerto que apunta el autor. Todo un mundo.

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