Una de las esperanzas que teníamos es que los plumeros no crecieran entre los árboles. Pues no: crecen. Lo podéis comprobar vosotros mismos en el bosquete (la siebi) que hay a los pies del centro de datos del Banco Santander, yendo para Solares, a mano derecha, pegado a la autovía: los plumeros despuntando, como las llamas de un incendio pálido, lento, entre los árboles.
Estamos a punto de caer en la sima.
En el Valle de Soba hay dos focos de plumeros, uno a la entrada del valle y otro a mitad, en ambos casos en los márgenes de la carretera. No son tantos, todavía.
En los taludes de la carretera que conduce a Santoña por las marismas también están empezando a aparecer. En Cabuérniga no sé si han dado ya el salto, pero la última vez que fuí habían invadido una de las laderas de la Hoz de Santa Lucía.
Hay que actuar ya.
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