En la alameda de Santander han puesto unas plaquetas de madera atornilladas a los bancos de piedra corridos para que sea más cómodo sentarse:
Los tornillos sobresalen. Tienen la cabeza achatada, pero molestan.
Cuánto mejor hubiera sido adoptar la costumbre montañesa de remeter las puntas en la madera para que no se traben los escarpines, tal y como quedó explicado aquí, punto cinco, de donde recupero la foto:
Todo lo bueno es actual, que decía Manuel Llano.
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