"La ciudad japonesa ha mantenido a lo largo de su historia el concepto espacial de lo borroso, al ser interpretada como una imagen del bosque, una especie de espacio indefinido que no genera en ningún momento un lugar central. El arquetipo del bosque funciona como prototipo para poder regular las concentraciones humanas, de esta forma la ciudad japonesa aparece como una evolución e interpretación del bosque, de lo natural."
Esther Pizarro en "Un jardín japonés: Topografía del vacío", capítulo de El jardín japonés: Qué es y no es entre la espacialidad y la temporalidad del paisaje (Tecnos, 2015).
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