miércoles, 13 de septiembre de 2017

Castaño

Colindres tenía un árbol monumental, un castaño, el de la iglesia de San Juan, que es la que se levanta en el promontorio que se alcanza a ver desde la autovía, cuando cruzas el puente nuevo.

¿Antiguo árbol concejil? Probablemente.

Hay plátanos circundando el corru de la iglesia y algún otro árbol que parece nacido de una pepita. Este castaño era el único que estaba dentro del recinto. Alguien le había puesto un columpio. No lo utilizábamos, más por respeto al árbol que por cualquier otro motivo, por ejemplo vértigo, como era mi caso, que no toleraba los columpios. 

Solo subía a la iglesia de Colindres de Arriba cuando hacía buen tiempo. Por eso recuerdo su sombra: bocadillo y agua de la cantimplora de mi hermano, que sabía a metal, o botellín de naranja si era el día de San Juan, aquí.

De camino a Bilbao subimos el otro día Raquel y yo a la iglesia, al árbol.



Me sabía un nial.

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