En relación con los mensajes que Enrique Iglesias publicó en redes sociales tras su fallido concierto en Santander (los pitidos de protesta del público se oían desde la calle San Fernando): si la memoria justificativa que se movió de puertas para adentro fue el informe presentado por la empresa, hay que crujir al que hizo pasar una cosa por otra, siendo documentos diametralmente opuestos (la memoria justificativa tiene que casar el beneficio lícito de la empresa con el bien público mientras que el informe comercial lo único que busca es el beneficio de la empresa), no al Consejero, que, a fin de cuentas, no habrá dedicado a este tema más de media hora, que es el tiempo que reclama, o debería, un asunto así, a todas luces menor, en la agenda de un Consejero con una macrocartera como la de Martín.
En definitiva, si alguien puso al Consejero una memoria justificativa encima de la mesa para que firmara cuando en realidad se trataba de un informe comercial, al que hay que pedir cuentas es al que le engañó, no al engañado, es decir, al que le ofreció desde dentro firmar, no al Consejero.
Pero ojo, solo si el documento que se ha movido internamente es el comercial y no el administrativo, o el comercial revestido de administrativo.
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