Decía José Hierro que un vecino suyo de Liencres tomaba los fósiles de erizo, bolas de piedra con una estrella todavía frecuentes en nuestras costas, donde se encuentran así, sueltas, rodando en los acantilados, por "piedras del rayo", es decir, las piedras que van en la punta del rayo, y que es por eso que el rayo mata, porque te golpea con la piedra de la punta.
Una de las veces que cogí el tren de Lisboa a París, el de la emigración portuguesa, coincidí con un vecino de la Serra da Estrela que me dijo que ellos también tenían "piedras del rayo".
En otras partes de la península, no sé si precisamente en Portugal, estas piedras son hachas pulimentadas neolíticas, como en Extremadura (el norte es de genealogía montañesa), donde se emplean como amuletos, aquí (punto 4) y aquí (también punto 4). En Liébana se han encontrado hachas de este tipo fuera de contexto que quizá remitan a antiguos usos protectores.
Y a quién puede extrañar, siendo el fuego hijo del pedernal. Es a este sustrato, el de la piedra y el fuego, al que creo que podrían vincularse las "piedras del rayo".
Me dicen que el logo que emplea Costa Quebrada para sus camisetas es precisamente una piedra del rayo.
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