sábado, 10 de febrero de 2018

Sobreeducación

"P.- ¿Por qué le disgusta el término sobreeducación?

R.- Se habla de ello como si fuera un problema que, al parecer, había que arreglar educando menos gente. Mi madre no pudo estudiar porque en España no había acceso a la educación y aún menos si eras mujer. Mi padre tampoco, en su época había que trabajar pronto. Yo tuve la fortuna de ir y veo el poder transformador de la universidad para alguien como yo, de una familia normal y corriente. Quienes escriben ensayos de la sobreeducación -esta es la parte que me enfada un poco- tienen títulos de universidades sofisticadas. Y, si les preguntas qué harán sus hijos, los mismos que dicen que se puede ser feliz siendo fontanero quieren que su hijo vaya a la universidad. Saben que da más posibilidades de trabajo, mejor salud, más años de vida, más dinero. Y, lo más importante, la educación es la base de una sociedad democrática. Todavía no he dado con una sola sociedad que haya fracasado por ilustrar demasiado a sus ciudadanos. No existe."

De una entrevista a Ángel Cabrera, Rector de la Universidad George Mason.

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