"De tiempos lejanos viene la costumbre que durante la noche de Reyes los jóvenes de nuestro pueblo [Hinojedo], a quienes se les llama los Reyeros, salen a pedir el aguinaldo por las casas del pueblo a la voz de cantamos, rezamos o nos vamos. Eran bien recibidos y durante su visita algunos solíamos dejar en los portales comida y bebida para hacerles la noche más llevadera. Un año, en mi casa y durante el verso con el que pedían la dádiva, de forma incomprensible y sorprendente, uno de los miembros de la cuadrilla (ignoro si fueron más) se dedicó a insultarnos con algunos improperios tales como gilipollas, imbécil, etc., creando una situación confusa e inexplicable. Cierto es que hubo otros que afearon el proceder de aquél recriminándole su postura. Perplejos por semejante actitud y sin haber podido reaccionar, pensé que a la mañana siguiente tendría la oportunidad de pedir explicaciones. Nadie se presentó a reclamar la propina, ni nadie se disculpó, tampoco volvieron al año siguiente, y con ello para nosotros acabó una tradición que, mal o bien, emulaba a aquellos chavales nobles, sanos y divertidos que antaño de alguna manera enaltecían la fiesta de los Reyes Magos. Triste y penoso que las pocas tradiciones que nos quedan sean dilapidadas de esta manera."
R.G. (Hinojedo).
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