El otro día estuvimos en Ruyemas, topónimo cuyo segundo elemento no somos capaces de descifrar, que es un codo pasiego, el nacimiento de una pequeña cuenca: en una sola caminata recorres la vertiente a sur y a norte.
En la vertiente a sur está todo quemado. Es, también, donde están los cabañales (no sé si esta palabra es pasiega o foránea), que suelen aprovechar las aristas de los montes, los torales (palabra montañesa, no sé si pasiega), en particular al remontar el río, cuando todo se estrecha y eleva.
Son cabañales emplazados donde cabría esperar brañas o a lo sumo invernales. Digo, en un contexto montañés, no pasiego.
Esta ubicación se debe, creo, a que los pasiegos reformularon en torno al s. XV un espacio tomado por el complejo pastoril asociado a la braña cuyo culmen se encuentra en La Montaña cántabra (y Sejos es su cima). Por eso topónimos pasiegos como Sel de tal o de cual, porque son antiguos seles de lógica extensiva reconvertidos en cabañales.
En Ruyemas hay lo que creo fue un intento de construcción de cabañal abortado:
Este círculo de piedra cruzado por un camino sería el aborto de una finca pasiega superpuesta a un pastizal que no llegó a cuajar.
Si os fijáis las fincas no están quemadas.
No sé qué sentido puede tener, siguiendo la lógica pasiega, que es intensiva, quemar la ladera a sur. El ganado pasiego no sale de la finca. De hecho se dice que el pasiego es un paisaje silencioso porque las vacas no necesitan cencerros.
Creo sinceramente que en este caso los incendios son un atavismo: se quema sencillamente porque se ha hecho siempre, siempre en un contexto extensivo, pero a día de hoy, en pleno corazón pasiego, no tiene ningún sentido. Yo creo que les queda la memoria de que se hacía, pero nada más, no deben saber ya ni para qué, lo mismo que ese círculo de piedra vacío. Ni siquiera concedo que se queme para limpiar el terreno que hay alrededor de las casas, por seguridad. Creo que se quema a sur porque les suena que se hacía para algo, algo hoy innecesario, y sencillamente porque a sur arde.
La ladera a norte está intacta: apenas hay cabañas y están todos los árboles crecidos y hermosos.
Seguro que algo se me escapa, no sé si a lo mejor un cabrero podría salir beneficiado de estas quemas, pero lo dudo. El cabrero con el que estuvimos charlando bajaba precisamente de la ladera a norte, donde hay pasto. Algo se me puede estar escapando, pero el qué.
No creo que en este caso debamos hablar de quema, sino efectivamente de incendio.
Este sábado CNSV organiza un ciclo de conferencias muy interesante sobre la problemática del fuego en Cantabria. Promete mucho. Como mañana no sé si voy a tener acceso a internet, pongo esta entrada hoy y la acompaño del cartel:
Sí que tienen sentido, de otro modo no se haría... Precisamente una de las características de la zona pasiega en la actualidad es la muda de una ganadería intensiva a una de tipo extensivo con razas vacunas cárnicas.
ResponderEliminarEsta mujer, Virginia Carracedo, es realmente para quitarse el sombrero el trabajo que está haciendo...mientras que el bufoncete con bigote se dedica a promover la delación entre vecinos, la discordia y el enfrentamiento -como si ya hubiera poco en nuestros pueblos- ella ha venido haciendo una investigación histórica y del presente que da sentido a lo que sucede con los fuegos en Cantabria.
Hay que hacer una labor de educación y concienciación... pero no especialmente sobre los ganaderos SINO EN EL RESTO DE LA SOCIEDAD, tan alienada y despistada respecto a este problema tan propio de Cantabria y, un pelín menos, en Asturias.
Como bien dice ella, hay que seguir haciendo quemas y la persecución que está habiendo hoy reproduce casi un calco lo sucedido en los siglos XVIII y XIX dando lugar a una tipología de incendios que sí es negativa y relativamente novedosa.
Quien diga que se opone a las quemas controladas, realmente, lo que está diciendo es que quiere eliminar el modelo de ganadería extensiva que hay en Cantabria (y zonas vecinas, ya sé que no es tu caso por supuesto).
Esto no se va a paliar hasta que la administración regional asuma el papel de los concejos anteriores o de que le devuelva a estos el permiso para volver a hacer estas prácticas de forma controlada (esto también lo tiene documentado esta mujer aunque otros lo sepamos solo de forma oral).
Es tan sencillo como acordar zonas de actuación y planes que contemplen quemas concretos en lugares concretos acordados en el mes de Jebreru y Marzu, cumo es dibíu. Lo demás son paparruchas, cuentos chinos e intentos de darse baños de gloria mediáticos por parte del astérix pelinegro y vocinglero.
Es un tema que deberían solucionar directamente las juntas vecinales/ganaderos con la administración del estado (que incluye a la comunidad autónoma). Está bien que los demás opinemos, pero eso de que cualquier colectivo se crea una parte más en este tema no lo acabo de ver.
Sí es cierto que el proceso de intensificación pasiego, muy prematuro (protocapitalista lo llamé en otro sitio y antes que yo otros), parece estar corrigiéndose y adoptando soluciones intensivistas moderadas que es probable tomen como modelo el "invernal" montañés, más tardío, que, tengo para mí, es una pieza intensivista dentro del puzle extensivo.
ResponderEliminarNo sé si la intensificación puede calificarse como protocapitalista, puede que sí. De cualquier manera, tanto en el caso pasiego como en el de los invernales de la zona central y occidental de la Montaña fue una buena idea en su momento.
ResponderEliminarPuede que siga siendo la mejor idea aunque el sistema empuje en la dirección de las naves ganadero-industriales.
Toral es palabra del Nansa, y creo que la adecuada en ese caso es la pasiega «guineya», que creo haber visto por ahí escrita bajo la forma «guinea» y no sé si es una variante, o el resultado de una zuna correctora que pretende civilizar a los guineyanos, negros de tantu quemar. Uno de ellos decía, ya que estamos, que quemaba el monte para ver el ganau desde casa, que este tipo de cosas imagino que las sepa Virginia Carracedo.
ResponderEliminarLo de las quemas yo, que ciertamente no sé tanto como el tudancu, lo veo como un estertor final de la ganadería. Creo que el camino que lleva la economía es el de laminar el rural, así que creo que le quedan pocos años. Destructivos, pero pocos.
No sé si sabré más o menos, pero sí interpreto algo parecido a lo que dices.
ResponderEliminarPara mí solo es un pequeño dulzor moral ver que algún académico dice las del barquero, para que consten, aunque no vayan a tener traducción en ningún cambio de actitud de nadie. Ya llegará tiempo en que matice o se desdiga ante la presión, pero lo importante ya lo dejó dicho... y como solía decir una abuela, de lo demás "jagan de ello una gaita".