martes, 18 de junio de 2019

Estatua orante con tocado troncocónico en la iglesia de Noja

En una de las capillas de la iglesia parroquial de Noja hay un monumento funerario con las estatuas orantes de Gonzalo Velasco de Castillo y María Fenández de Isla con vestido cortesano y tocado autóctono.



La foto la he tomado de aquí. No he encontrado otra en internet. Este tipo de páginas personales aportan a menudo información muy valiosa. Pasa lo mismo no tanto con los libros de eruditos locales tradicionales, que suelen reproducir modelos ultraconservadores aplicados a su realidad inmediata, muy rancios, en los que cuesta entresacar algo de valor, como con los libros publicados por vecinos con facilidad de escritura, acceso a una imprenta barata y, sobre todo, con tiempo libre gracias a la jubilación, tres factores que hasta ahora no se habían dado al unísono. Estos últimos sí suelen merecer la pena.

La capilla es de principios del s. XVII. Se trata de un tocado coniforme con resonancias fálicas (o serpentiformes, añado, y lo digo por las conexiones entre los aldabones modernos con forma de serpiente pasiegos y los fálicos cabuérnigos, ambos probablemente símbolos de protección) propio de casada.

De este tipo de tocados apenas sabemos nada, en Cantabria. Los vascos los están explotando sin descanso. Y hacen bien. El año pasado se montó una exposición en Rentería sobre tocados que tiraba del archivo de la Ópera de París, donde se conserva la colección de grabados que realizó el artista alemán Christoph Weiditz (Estrasburgo, 1498-Friburgo Bresigau, 1559) durante su estancia en España los años 1528 y 1529.

3 comentarios:

  1. Tienes un librus sobre el traje en Cantabria que habla de ello. Y ya los tengo vistos usados en alguna fiesta o conmemoración tipo medieval o renacentista

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  2. Sí, Cotera es el único, si no estoy equivocado, que lo ha tratado. Pero que lo trate uno solo no es suficiente. Es necesario ampliar, contrastar..., y si se estima oportuno, dar el salto del ámbito científico al popular, pero con bases sólidas.

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  3. En relación con los cronistas locales, muy buena la crítica que hace Antonio Orihuela en el epílogo de "Relatos de la memoria herida" coordinado por Desmemoriados.

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