"En los viejos tiempos, antes de la llegada de las carreteras bajas, la gente utilizaba a diario los senderos de las tierras altas. Los caminos altos eran el espinazo del país. Resultaba más fácil atravesar esas alturas que subir y bajar las colinas del centro de Gales, y también era más seguro que transitar por los traicioneros caminos de las tierras bajas. Nuestros antepasados fueron un pueblo de alturas, escribe el historiador R. T. Jenkins, eran gentes que vivían en alto. Y podría decirse del antiguo galés que era un hombre que caminaba de cumbre en cumbre. (...)
Fue un poeta, y no un constructor de caminos, quien cambió todo esto. Hace casi dos centurias Hugh Jones, el himnógrafo y traductor que nació y se crio en Maesglasau, regresó de Londres a su hogar de nacimiento, enardecido por el calvinismo. Influidas por sus palabras, las familias de Tynybraich y Maesglasau abrazaron el noconformismo. El camino hacia la fe viró en otra dirección: la senda que recorría los montes por arriba hasta la iglesia de Mallwyd cayó en el abandono y, en su lugar, llegó el paseo por una pista baja hasta el templo de Dinas Mawddwy.
Los himnos de Hugh Jones siguen resonando en el templo, aunque van perdiendo fuerza con los años. Los senderos de los peregrinos de antaño, en cambio, han desaparecido por completo. Al igual que la existencia del hombre de las tierras altas declinó, escribe el historiador, declinaron con él sus caminos."
De La vida de Rebecca Jones (Rata, 2018) de la escritora en galés Angharad Price.
Es bonito tomar un segmento del pasado y describir nuestra distancia respecto a él a partir de un único elemento y hacer de éste una característica congénita del hombre del pasado al que damos por extinto precisamente por la inexistencia actual de este elemento seleccionado del segmento del pasado también seleccionado en función del interés que sea. El resultado en este caso es bonito.
Estoy seguro de que el "hombre de las tierras altas" galés sigue existiendo, si es que damos crédito a esta escritora, y así será mientras él no corte el cordón umbilical. No hay determinismo que valga en esto.
El libro es muy recomendable y se lee de un tirón.
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