He vivido muchos años al par de una bolera. Ahora la llaman "estadio bolístico". Eso, una bolera. Llegaba el verano y el ruido de bolos cayendo era constante. Es un ruido característico, para mí del verano, lo mismo, supongo, que para los vascos el ruido que hacen los levantadores de piedra entrenando, el ruido de la piedra golpeando el suelo que se multiplica porque no es raro que alguien se ponga al lado levantando a menor ritmo pero entrecruzado para que nadie sea capaz de contar cuántas veces sube y baja la piedra el campeón.
Fue este fin de semana que fuimos a una antigua taberna de mineros, en Ganzu, que tiene por detrás una bolera donde estaban jugando. El ruido de los bolos al caer era la mejor banda sonora.
Estábamos con un amigo que representó el ruido de los bolos al caer como "clan, clan, clan".
¿Será ésta la onomatopeya tradicional para la caída de los bolos? ¿Habrá otras?
"Un lenguaje que se derrama, borboteante, como el retinglar de los propios palos cuando entrechocan los unos con los otros para regalar una buena jugada. Ese sonido, ese en concreto. Si lo ha escuchado alguna vez, seguro que lo recuerda." (Marcos Pereda, aquí: https://www.jotdown.es/2018/01/retinglar-de-bosque-y-cielo-sobre-los-bolos/)
ResponderEliminarNo se como será la onomatopeya (la palabra "retinglar", por cierto, me parece bellísima). Pero sí que es cierto que todos los que hemos visto jugar o hemos jugado a los bolos recordamos ese sonido.
Y cambiando ligeramente de tema, la destrucción de la bolera de San Martín por el ayuntamiento santanderino para crear un parque fue una desgracia. Aquella era quizá la bolera con el marco más bonito que había en Cantabria.
Anónimo pasiego
Imagino que los bolos no caigan ni se tiren sino que se tumben.
ResponderEliminarHabía otra bolera en Río de la Pila con vistas no menos impresionantes. Es ahora un solar cubierto de maleza.
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