La cara desdibujada por la mascarilla y la barba, la ropa caída sobre el cuerpo, mal puesta pero siempre camisa de botones, y calzado gastado. Suele estar en un banco del centro, como si hubiera resbalado en él, y dormita. Pero no la última vez: sentado recto al lado de una funda de guitarra de esas duras, de profesional, parecía renacido. Nos miraba a todos fijamente al pasar como queriendo decir - la cara expresiva tras la mascarilla, la barba madura, la ropa y los zapatos memoriosos - ésto es lo que verdaderamente soy. Pero estos últimos días de lluvia no le he visto.
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