"Recuerdo una tarde en Candamo [aprox. 1935], comiendo centollos y viendo, con asombro, beber la sidra dentro de las cortezas y mezclada con lo que ellos llaman caca del centollo. Según parece, es excelente y muy nutritivo."
Federica Montseny en Mis primeros cuarenta años (Plaza & Janés, 1987), p. 79.
No sé si se sigue tomando así la sidra en alguna parte de la costa cantábrica.
El abuelo de Raquel echaba vino blanco al interior del centollo y se tomaba la mezcla, muy apreciada.
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