martes, 12 de abril de 2022

Cuando el sol aprieta

Se asoma las tardes de sol

por las mañanas no sé porque no solemos estar

se asoma al balcón

se sienta y lee un suplemento o dormita

antes se preocupaba de espantar a las palomas que asomaban al alero con una escoba pero ahora falta poco para que se le posen en el hombro

es ya muy mayor, se le ve pálido, no coge color

el otro día le vimos del brazo con su hijo por la calle y no nos reconoció, paramos y le recordamos que nos saludábamos cuando estábamos confinados, nosotros desde la cocina, el hijo agradecido pero él seguía sin saber quiénes éramos

se pone al sol, de cara

si acaso, cuando el sol aprieta

se pone en tirantes y se cala una gorra de tela, de esas de antiguo corredor de bicicleta con la visera para arriba

la baja y se le sube sola

agacha la cabeza y es entonces cuando creemos que duerme un poco

pero al llegar ayer a casa le encontramos de espaldas

el cuerpo entero encogido:

no tardamos en darnos cuenta de que durante la mañana habían talado el gran árbol de la finca vecina, el último de gran porte del barrio

nada raro en Santander.

No se oían pájaros.

No era el sol

era lo que tiende a él

y en él ya no.

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