Se asoma las tardes de sol
por las mañanas no sé porque no solemos estar
se asoma al balcón
se sienta y lee un suplemento o dormita
antes se preocupaba de espantar a las palomas que asomaban al alero con una escoba pero ahora falta poco para que se le posen en el hombro
es ya muy mayor, se le ve pálido, no coge color
el otro día le vimos del brazo con su hijo por la calle y no nos reconoció, paramos y le recordamos que nos saludábamos cuando estábamos confinados, nosotros desde la cocina, el hijo agradecido pero él seguía sin saber quiénes éramos
se pone al sol, de cara
si acaso, cuando el sol aprieta
se pone en tirantes y se cala una gorra de tela, de esas de antiguo corredor de bicicleta con la visera para arriba
la baja y se le sube sola
agacha la cabeza y es entonces cuando creemos que duerme un poco
pero al llegar ayer a casa le encontramos de espaldas
el cuerpo entero encogido:
no tardamos en darnos cuenta de que durante la mañana habían talado el gran árbol de la finca vecina, el último de gran porte del barrio
nada raro en Santander.
No se oían pájaros.
No era el sol
era lo que tiende a él
y en él ya no.
Creo que ha fallecido.
ResponderEliminar