Dicen de Matilde Zapata que cuando estaba presa le hicieron pasear desnuda frente a los presos y que estos, por respeto, bajaron la vista.
Décadas después en el colegio de monjas de Cabezón de la Sal a una niña gordita y con gafas le hicieron recorrer todas las aulas, pasando fila por fila, incluidas las aulas de los niños, diciendo "soy un cacho de carne con ojos".
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