Fue en Semana Santa, en abril.
Habíamos ido a dar un paseo y encontramos un árbol en flor precioso, en Tetuán.
Cogimos un hijo.
Al volver topamos con una procesión en el centro. Paramos un momento para verla pasar. Pegaba el sol fuerte. Mi madre protegió con la mano al hijo del árbol. No tardamos en marchar.
No sé qué habrá sido del hijo.
No tardarían en titilar las cerezas en el árbol.
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