Ganar todos los premios literarios (los dos últimos nacionales de narrativa por sendas novelas en gallego, por ejemplo, o el anterior de poesía por una obra en vasco) no sirve para que las lenguas minorizadas empiecen a ser consideradas por lo que valen, que es mucho, sino solo para que algunos (otros muchos hablan ahora de cupos políticos) dejen de considerarlas "oscuros dialectos".
Desde tan abajo partimos. Todavía recuerdo a unos poetas cántabros de tres al cuarto que decían que no sé quién que no era yo empezaba a escribir en cántabro porque no le publicaban en castellano.
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