Mi último día en Colindres fue el de mi cumpleaños. Por eso estábamos en el salón, porque éramos muchos. Apenas lo utilizábamos porque estaba enmoquetado, una moqueta verde y fina, y yo era asmático. Estábamos ese día en el salón y es entonces cuando descubrí las cajas de la mudanza escondidas detrás del sofá.
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