Egipto tiene una renta per cápita de 3.500 dólares, unas cifras que denotan un bajo nivel económico. ¿Pobreza y cultura son irreconciliables?
Nunca antes había oído eso. No lo creo. La cultura necesita un sistema igualitario para florecer y no de riqueza. Por supuesto, en ciertas ocasiones se necesita invertir dinero, pero es un ingrediente más del ecosistema cultural, que también depende de elementos más intangibles como la creatividad y las plataformas de intercambio. Las redes sociales e internet se han convertido en plataformas democratizantes que permiten a personas de bajas rentas acceder al conocimiento que si no les sería imposible obtener.
¿Cómo experimenta el egipcio la cultura?
Aunque parezca difícil de creer por lo ligados que estamos a la escritura, la tradición oral juega un papel relevante. El canon egipcio cuenta de varias épicas, la más famosa es un equivalente a la Ilíada y la Odisea que recibe el nombre de Al-Sirah al-Hilaliyyah. Hoy en día, incluso, hay cuentacuentos que viajan por los caminos de mi país y por la noche narran esta historia a todo aquel que desee escucharlos. Los egipcios vivimos la cultura sin ser conscientes de que lo hacemos en nuestras bromas, en los dichos populares, en las anécdotas que son a la vez el modo más efectivo para convencer a alguien de tu punto de vista. Nuestra música callejera es muy popular y hunde sus raíces no solo en la música árabe de los años 90, sino también en grandes divas egipcias como Umm Kalzum. Así que podemos decir que los egipcios viven la cultura en todas partes y en cualquier momento del día, no solo se trata de sentarse y leer un libro, nuestra constante interacción entre el pasado y el presente y el autoconocimiento de uno mismo son otras formas de cultura desarrolladas por el pueblo egipcio.
De entrevista a Nadia Wassef, librera egipcia, en Librújula, aquí.
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