Estas balas las recibía mi padre en su despacho.
Era maestro en un pueblo pejinu.
Abría las puertas a los manifestantes que huían de la policía.
No siempre se vivió del turismo.
Hasta aquí la primera parte.
La segunda es que este tipo de cosas no están incluidas en la Ley de Memoria Histórica de Cantabria, esa que se hizo de la mano de todos los colectivos, o eso se nos vendió.
La tercera es por qué no.
Del PSOE sabemos.
De los colectivos, no.
Digo, no sabemos de los colectivos que no sea echar la culpa al PSOE.
Sería genial que los colectivos además de explicarnos, como hicieron, cuál fue su importantísimo papel y lo que se esperaba de ellos (sin resultados), y cuánto de ofendidos se sintieron tras el fiasco (sin que hubiera reacción alguna, nada se corrigió), sería genial, decía, ya que se pusieron bajo los focos, que nos dijeran también cuál fue su parte de culpa (que los otros son los malos es lo fácil pero también lo menos operativo) y qué van a hacer al respecto.
Los que crean que se deba hacer algo, porque seguro que los hay que creen que así está bien y que por lo que pasó mi padre (es el ejemplo que tengo más cerca) no fue más que una anécdota.
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