Nos quedamos un poco alejados del quiosco de música donde se habían subido los que se iban a dirigir a las masas, donde las masas, abajo, debajo de un árbol, ya lo he dicho.
Teníamos al pie tres flores moradas. Estaban juntas pero no sé si nacían de la misma planta, puede.
Las vimos, pequeñitas y vulnerables, y Raquel y yo sabíamos qué nos diríamos si fuera necesario, que no lo era porque ya lo sabíamos.
Nos movimos un poco para evitar el sol que también se movía un poco.
Volvimos a fijarnos entonces en las flores y había una que estaba (me sale la palabra) amortugaa, "mortecina", antes no.
Será que la hemos pisado.
¿Nosotros?
Sí, sin querer.
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