miércoles, 9 de agosto de 2023

El guardia

Cuando cerraron Fielatos le hicieron guardia pero él nunca quiso llevar pistola. Su familia, de izquierdas, las había estado moviendo de forma clandestina en Santander. De niño las traía y llevaba de Cueto, donde residía, a la estación de ferrocarril y el puerto. Todos fueron reprimidos. Él estuvo recluido en un campo de concentración levantino. Porra, eso sí. Por las noches trabajaba en Río Club, la sala de fiestas del Sardinero, donde el restaurante chino, el local de la izquierda. Apenas hablaba pero no le hacía falta, era como un armario ropero, dice.

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