Cristóbal se va de soldado a primera hora de la mañana. Está enamorado de Carmen y ella de él. Coinciden el último día en el baile de la bolera de Sopeña, uno enfrente del otro, pero no se dicen nada. Pasa el tiempo. Ella le hace un leve gesto de despedida con el pañuelo y se marcha. Entonces él se acerca y la acompaña a casa:
Queda un pedazo de cielo despejado. En su azul purísimo brilla muy débilmente una estrella, luego otra, otra después, después mil... Es de noche...
- Vete Cristóbal, que es tarde - dice Carmen -. Jasta la güelta.
- Sí, me voy. Jasta la güelta, Carmen.
Y en las sombras de una callejuela que se retuerce entre altas tapias, desaparece Cristóbal; y en las tinieblas de su portal, queda Carmen, esperando que se apague el rumor de las pisadas de su novio."
Del capítulo "También la gente del pueblo..." de Pos veréis... y otros relatos del Valle de Cabuérniga (1894-1934) (Librucos, 2021) de Delfín Fernández y González.
Es uno de los finales más bonitos que he leído nunca. Este tratamiento tan serio y respetuoso del autor es muy de agradecer.
Es un libro financiado por la Junta Vecinal de Sopeña, pueblo natal del escritor. Dan uno a cada casa del pueblo. Mi familia ha tenido el honor de recibir un ejemplar.
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