Cuando aquella
anjana descrita por Manuel Llano huía con las manos quemadas exclamando
peldá, peldá, es probable que estuviera diciendo "huid, huid" o bien "vete de mí, vete de mí", en cualquier caso un verbo emparentado con el castellano apeldar, en relación con apellidar,
aquí.
A nosotros una señora de Lamiña nos contó la misma leyenda y en su caso la anjana decía mala muyer, mala muyer.
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